Es Miércoles de Ceniza. Y nos reunimos para iniciar juntos la Cuaresma. Para nosotros es un día muy especial. La imposición de la ceniza es símbolo –sobre todo– de abrirse a la misericordia divina.

La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón», a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar.

Papa Francisco